En los últimos meses se ha incrementado un fenómeno que tiene ya varios años de gestación. Decenas de cuentas impersonales o anónimas en Twitter y cuentas de famosos que al final apuntan a un único objetivo: vender sus tuits al mejor postor.
Hay varios tipos de estas cuentas:
Las @TuiteoFrases: Se trata de cuentas que tuitean frases célebres extraídas de Google o chistes cortos de cierta genialidad y que inflan su número de seguidores de manera artificial. Bien sea valiéndose de las recomendaciones de otras cuenta de frases que ya tiene muchos seguidores, o participando en Hashtags tipo #SígueneYTeSigo. Normalmente las cuentas de este tipo que se recomiendan entre sí pertenecen a la misma persona. Algunas colocan en sus credenciales algún premio tuitero que ganaron alguna vez.
Las @TuiteoDePolítica: Estas cuentas normalmente usan pseudónimos y se valen de algún hecho relacionado con política nacional para crear alguna polémica que les ayude a ganar seguidores. Luego se dedican a generar rumores y tuitear titulares amarillistas o engañosos de noticias que en su mayoría terminan siendo falsas. Cuando ganan cierta cantidad de seguidores comienzan a ofrecer sus “servicios publicitarios”, que incluyen desde venta de tuits hasta venta de cuentas completas.
Las @SoyFamosoDeLosMedios: No hay mayor explicación, personalidades y artistas que heredan su fama de los medios tradicionales y ofrecen sus tuits como espacios publicitarios.
Las @SoyFamosoDeInternet: Cuentas que, por alguna razón u otra, a veces de forma orgánica o a veces producto de acciones artificiales, obtienen cierta cantidad de seguidores y se terminan autodenominándose “Influencers”. Su fama se origina en Internet y en su mayoría, a pesar de ser perfiles con nombre y apellido, no conversan, solo emiten tuits programados de titulares de páginas de noticias de tecnología o marketing.
Tal parece que la meta más alta de estos tuiteros es ser “influencer”. Es el emprendimiento de moda: abrir una cuenta en Twitter, acumular seguidores a como dé lugar y luego vender los servicios de estrategia de Marketing Digital o vender los tuits como espacio publicitario. Resulta un poco gracioso en algunos casos leerles en sus Biografías de Twitter la palabra “Influencer”. Como si se tratara de un oficio formal o una nueva profesión. Tal parece que para ser “Influencer” lo único que hace falta es tener un montón de seguidores. No hace falta Contenido, no hace falta Conversación y no podrían estar más equivocados.
Lo increíble no es que este tipo de cuentas existan, al fin y al cabo, en tiempos de crisis hay que tratar de pescar en el único río que parece estar revuelto, el de Social Media. Lo extraño es que existan agencias y expertos en Marketing Digital que promuevan, recomienden y compren este tipo de tácticas. Es vergonzoso que una estrategia de una súper agencia digital se base en inflar artificialmente los seguidores en las cuentas de sus clientes a punta de comprar tuits a otras cuentas que solamente tienen un montón de seguidores, sin mayor estrategia, sin mayor lógica, aplicando los viejos criterios de alcance y frecuencia propios de la estrategia de medios tradicionales.
Es cierto, los usuarios han manifestado en estudios y también en sus conversaciones que confían mucho más en las recomendaciones de un amigo o de un conocido, que en los comerciales de TV. Confían más en lo que leen en Twitter que en el anuncio pagado en prensa. Pero eso no justifica que se pretenda comprar esas recomendaciones. El usuario de Internet no es tonto, sabe cuando alguien está recomendando algo porque le están pagando, y sabe cuando la recomendación es derivada de una experiencia real de uso.
Lo más negativo de todo esto, además del dinero que estamos haciendo que nuestros clientes malgasten por nada, es que ya he visto casos (incluyéndome) en los que la gente se abstiene de hacer una recomendación de algún producto o de manifestar su gusto por alguna marca por temor a que sus seguidores piensen que dicha marca les está pagando. No solo es que se está construyendo una Conversación artificial, sino que se está castrando la Conversación real. La Televisión ya se había encargado de crearle un mundo de fantasía al Marketing, no traslademos ese mundo de fantasía al Social Media. Claro que puede haber buenas estrategias de Mercadeo basadas en la influencia digital, pero comprar tuits al perfil con cientos de miles de seguidores no es una estrategia, es un vulgar atajo, una práctica perezosa solo justificable bajo la ignorancia del funcionamiento de los medios sociales.
Escuchemos bien a la audiencia, detrás de la cortina de recomendaciones pagas existe una Conversación real, una conversación de gente que muy probablemente no está muy contenta. Taparse la vista con una sábana de dinero no implica que el monstruo deje de estar allí. Nos desperdiciemos la oportunidad de oro de establecer una relación directa con la gente que compra nuestros productos. Comprar tuits pasó de moda, comencemos a establecer estrategias reales de Conversación y Contenidos donde la influencia se gane de a pulso, y por ende, su efecto sea real y duradero.
Originally posted 2014-09-17 14:01:22. Republished by Blog Post Promoter
El verdadero problema en este articulo, no es a lo que haces referencia pues en cierto modo es cierto, pero tambien lleva una carga de odio/envidia muy alta, cuando tengas una cuenta con cientos de miles de followers veremos si te haces ‘influencer’ o no, si es que llegas.
El verdadero problema con tu comentario es que partes de la base de que a mi me interesa ser “influencer”, y créeme que las cosas que he logrado profesionalmente en mi vida me llenan lo suficiente como para envidiar tal categoría. No me interesa tener una cuenta con cientos de miles de followers, ya manejo las estrategias de cuentas con millones de ellos (los suficientes como para saber que ese numerito no es el más importante en la estrategia).
Dios, esto se pone bueno.
Estoy totalmente de acuerdo contigo Yimmy, y soy de las que piensa que el tiempo de los networkers (por famoseo o estacionalidad) con post carismáticos y muchos seguidores tiene los días contados. Claro que siempre habrá famosos que vendan como pan caliente cualquier cosa, pero apuesto este negocio se va a dirigir hacia la especialización del influenzer en áreas puntuales, donde el criterio, credibilidad y reputación sean la prioridad para las marcas.
Ahora más que nunca los departamentos de mercadeo y publicidad deberán justificar cada centavo invertido en redes sociales o marketing digital, por ello medir sólo el alcance de una marca personal o comercial no será ya suficiente, además deben tomar en cuenta de la manera más precisa posible el retorno de cada acción.